Entrevista completa de Pilar Salas (Agencia EFE)

Muchas veces el espacio disponible para los artículos provoca que se pierdan preguntas interesantes y respuestas pormenorizadas. Por eso cuelgo aquí la entrevista completa que realizó Pilar Salas de la Agencia EFE con motivo de la publicación en España de Mezclados y agitados (DeBolsillo, Barcelona, 2012)


Pilar Salas: ¿Por qué cree que el proceso de producción literaria está tan vinculado en muchos casos al consumo de alcohol? (es cierto que pasa en muchas actividades artísticas, pero el libro va sobre escritores...) ¿Cree que las nuevas generaciones de escritores son más "modosas" al respecto?
Antonio Jiménez Morato: No creo que la creación literaria esté más relacionada con el alcohol que el resto de las labores del ser humano. O sea, no me gustaría que del libro se infiriese una relación intrínseca ni nada por el estilo. Precisamente por ello decidí incluir a autores abstemios, porque la intención del libro es más plantear un enfoque que establecer una nómina de escritores aficionados al alcohol o con problemas de alcoholemia. Creo que el alcohol, como muchas otras drogas, está presente en nuestras vidas, y uno de sus efectos puede ser potenciar la creatividad, porque desinhibe nuestras mentes y rebaja ciertas barreras mentales. Y, una vez esas defensas se han deprimido, es más sencillo realizar ciertas operaciones relacionadas con la creación. No sé cómo serán las nuevas generaciones, yo tengo 36 años y quizás esté dentro de esas nuevas generaciones por edad, pero no lo sé a ciencia cierta. Cada uno vive su vida como más o menos puede, y una de las características ciertas de los creadores desde la explosión posmoderna es recelar de generalizaciones, de la pertenencia a grupos o de enfoques que tiendan a quebrar la sacrosanta idea de singularidad e individualidad en la que nos hemos criado. Es una de las victorias del capitalismo tardío: somos todos tan singulares, únicos e individualistas que no hay manera de asociarse. Por eso somos todos iguales: meros consumidores. No sé si las nuevas generaciones son más modosas. Yo tampoco me eborracho a diario, ni siquiera semanalmente, así que no sé si eso me convierte en alguien poco creativo.

PS: ¿Con quién de los autores escogidos se iría a tomar una copa y de quién no aceptaría nunca una invitación para ello? Las dos mismas cuestiones pero con personajes de otro ámbito (cultural, político, económico...)
AJM: David Foster Wallace comentó en alguna de sus entrevistas -están en el libro que ha editado la gente de Pálido fuego- que no es una buena idea lo de conocer a los autores. Allí explicaba que uno estaba hecho a su escritura y en vivo suelen ser otro tipo diferente del que nos imaginábamos, y las más de las veces el cambio es para peor. Así que yo no recomendaría a nadie que se fuera de copas con un escritor por el hecho de que lo admire. Es mal negocio. Yo voy a menudo de copas con algunos escritores pero es por otro motivo: porque son amigos. Y entonces jamás pienso que me voy de copas con un autor, sino con mi amigo. Espero que se comprenda la diferencia. Disfruto mucho de mis encuentros, por ejemplo, con Julián Rodríguez o Yuri Herrera porque, además de reírme y pasar un buen rato, suelo aprender muchas cosas de la vida con ellos. Sé que no están en el libro, pero eso es circunstancial, quizás sea porque ellos merecerían un libro para cada uno. De los que están en el libro hay uno que no conozco y que me gustaría conocer, es Marsé, pero porque pienso que no me decepcionaría en persona, no destrozaría la imagen que tengo de él. Me pensaría mucho irme de copas con Vargas Llosa, en el caso remoto de que él me invitase. No creo que me fuera de copas con ningún político o economista, la verdad, al menos no por su profesión. 

PS: ¿Qué bebida recomienda para tomar mientras se lee su libro?
AJM: La que cada uno quiera. Mientras lo escribía tomé muchos refrescos de cola y té, que es lo que suelo beber mientras trabajo. Pero cada uno puede tomar lo que quiera, lo que le resulte placentero. A mí me gusta leer en bares o terrazas tranquilas mientras me tomo un café, un whisky con hielo o un gintónic. Así que realizaré un acto proyectivo y diré que esas son las bebidas ideales para leerlo, ¿por qué no? 

PS: ¿Ha tenido que dejar a algún escritor fuera que le hubiera gustado incorporar? En caso afirmativo, ¿por qué?
AJM: En el libro hay tan sólo 39 autores. Había un cuadragésimo autor que se quedó fuera a petición propia, ha tenido problemas con el alcohol y creo que no entendió por dónde iban los tiros del libro. Me ahorro el nombre por educación, como es obvio. Pero se han quedado muchos fuera porque había que entregar el libro en fecha y demás contingencias. Como digo en el prologo este libro es mitad de sus autores y mitad de su editora, que es quien realmente nos encargó el trabajo, por así decirlo, y eso supone una fecha de entrega. Pero se han quedado muchos fuera, muchos más de los que están dentro. Ojalá el libro vaya bien y se puedan hacer nuevas ediciones ampliando el número de autores. Ayer me dio por mirar la lista que tengo anotada de autores con sus fragmentos seleccionados y son ya como veinte, así que imagina si me pongo en serio a elaborar una lista...

PS: En la obra explica que es "bebedor social" y que rara vez bebe en casa. ¿Alguna vez ha bebido para inspirarse, o ha acompañado de una copa el proceso de escribir?
AJM: Alguna vez he bebido alcohol mientras escribía, sí, pero en muy raras ocasiones. Y jamás he llegado a la ebriedad. No soy Faulkner o Claudio Rodríguez, visto lo visto. Pero este libro se ha forjado entre copas, con conversaciones en barras de bar, donde han salido muchos nombres, muchas ideas, pero en su escritura, como tal, no ha participado el alcohol. 

PS: ¿A qué atribuye el auge de la coctelería, que vuelve a estar de moda? (Y no digamos el gin tonic, que hasta hace unos añitos los que lo bebíamos estábamos catalagados de "perros verdes")
AJM: Bueno, yo no veo ese auge por ningún lado. O sea, veo que hay una euforia por el gintónic -de la que se aprovechan los importadores de destilados, las bodegas y los bares- pero muy rara vez he visto que en esos bares donde hacen cartas de gintónics y son tan arrojados de cobrar tres o cuatro euros por una tónica determinada que te sirven camareros que no tienen ni puñetera idea de qué están haciendo alguien pida un cóctel. Sigue habiendo pocas coctelerías, con una clientela selecta y entendida, pero escasa. No veo ese auge, la verdad. Ojalá fuera así. Por otro lado creo que tiene mucho que ver con un tema de formación, tanto del bebedor como del hostelero. El cliente español es poco sofisticado y el hostelero suele ser muy poco profesional, esa es la verdad. El día en que vea las barras de los bares de NYC, por ejemplo, trasladadas a España comenzaré a cambiar de idea, pero me da que no es así. Basta un ejemplo, en la mayoría de los locales que presumen de ofrecer coctelería a sus clientes por no tener no tienen ni una mísera aceituna para un martini u otro cítrico que no sea el limón, así que... 

PS: ¿Qué cóctel recomienda para leer el periódico y no morir del disgusto (por las noticias de la crisis)?
AJM: Yo recomiendo no leer el periódico, la verdad. Una de las mejores cosas de vivir en NYC es que uno se ahorra la crispación que generan los medios de comunicación españoles, tan tendenciosos e interesados. Somos mejores que nuestros medios, y me refiero a los españoles como pueblo. Lo mejor es dejar de leer el periódico y bajar al bar y hablar con la gente, saber un poco más de su vida, de sus problemas. Recordarle al poder que no somos estadísticas, sino personas. La conversación se puede regar con lo que uno quiera: café, té, vino, cerveza, destilados... Al gusto de cada uno. Nada hace más digestivos los periódicos de hoy en día.

Entrevista realizada por correo electrónico en noviembre de 2012